dimecres, de març 23, 2005

Dimecres, 23 de març

L'escut de la imaginació

ilusió " - Ahí es donde te equivocas -dijo Rodney-. Todo el mundo mira la realidad, pero poca gente la ve. El artista no es el que vuelve visible lo invisible: eso sí que es romanticismo, aunque no de la peor especie; el artista es el que vuelve visible lo que ya es visible y todo el mundo mira y nadie puede o nadie sabe o nadie quiere ver. Más bien nadie quiere ver. Es demasiado desagradable, a menudo es espantoso, y hay que tener los huevos muy bien puestos para verlo sin cerrar los ojos sin echar a correr, porque quien lo ve se destruye o se vuelve loco. A menos, claro está, que tenga un escudo con que protegerse o que pueda hacer algo con lo que ve. -Rodney hizo una pausa y prosiguió-: Quiero decir que la gente normal padece o disfruta la realidad, pero no puede hacer nada con ella, mientras que el escritor sí puede, porque su oficio consiste en convertir la realidad en sentido, aunque ese sentido sea ilusorio; es decir, puede convertirla en belleza, y esa belleza o ese sentido son su escudo. Por eso digo que el escritor es un chiflado que tiene la obligación o el privilegio dudoso de ver la realidad, y por eso, cuando un escritor deja de escribir, acaba matándose, porque no ha sabido quitarse el vicio de ver la realidad pero ya no tiene un escudo con que protegerse de ella. Por eso se mató Hemingway. Y por eso cuando uno es escritor ya no puede dejar de serlo, a no ser que decida jugársela. Lo dicho: un oficio muy jodido.

Aquella conversación pudo terminar muy mal -de hecho tenia todos los números para que terminara muy mal-, pero no sé cómo ni por qué terminó mejor que ninguna otra, mientras Rodney y yo salíamos de Treno's riéndonos a carcajadas y yo me sentía más amigo que nunca de él y sentía más ganas que nunca de llegar a ser escritor de verdad."

Javier Cercas. La velocidad de la luz. Editorial Tusquests. (pgs 69-70)

divendres, de març 04, 2005

Divendres, 4 de març

Larerints de cristall


labyrinth Laberints de Creta, Wonderland i Chinatown.
Ecosferes minerals, vegetals i de cristall per a Teseus, Alícies i Dames de Sanghai.
Laberints individuals, col·lectius, il·lusoris o reals...
O un laberint molt més proper, i igual d'angoixant: el laberint de cristall on ens perdem amb Juan José Millás a:


"Redes"

Hay algo peor que un laberinto: un laberinto de cristal en el que la ilusión de haber encontrado la salida te lleva a estamparte una y otra vez contra el muro diáfano, como una mosca contra la ventana; un laberinto en el que puedes ver a los que deambulan por los pasillos cercanos al tuyo e intercambiar miradas de pánico con ellos; un laberinto del que, con el paso del tiempo, empiezas a sospechar que quizá se trate de un pisapapeles de vidrio abandonado sobre la mesa de una habitación vacía, de modo que ni siquiera quede la esperanza de que un niño lo arroje contra el suelo y lo rompa en mil pedazos. Dentro del laberinto de cristal se suceden los días y las noches, las sequías y las lluvias, los sistemas filosóficos y los ordenamientos jurídicos. Caen o surgen imperios militares y maduran o se agostan las cosechas. A veces llueve o nieva también, todo ello con la monotonía cruel de los procesos digestivos.

El ya imprescindible diccionario Redes relaciona la palabra laberinto con términos tales como administrativo, burocrático o judicial, y aconseja, si el grado de angustia todavía lo permite, remitirse a los términos madeja, maraña, red y vericueto. Madeja, añadimos nosotros, de cristal; maraña de cristal; red de cristal; vericueto de cristal. Entre los inventos del hombre, el cristal es el que más inventado estaba. El aire es un cristal sutil. Extiendes la mano y adopta la forma de tu mano. La acercas a un rostro y tienes la impresión de estar acariciándolo, aunque entre ese rostro y tus dedos haya un abismo, una pared, una sima, un barranco, un talud, un precipicio. Nunca, digan lo que digan los sentidos, se llega al otro.

La transparencia es la forma más diabólica de lo opaco, la más sutil de lo oscuro. No tiene otro objeto que el confundir al ojo. Del término "opaco" no dice nada el Redes. Es una palabra sin amigos, sin relaciones personales, sin cuñados gramaticales. "Transparente", en cambio, aparece asociada a actitud, actividad, acuerdo, agua, ayuda, biografía, concurso, conducta, cristal, crítica, día, diálogo, discurso, elección, empresa, escrito, gestión, información, intención, investigación, juicio, lente, libro... Todo tiende a la transparencia, sí, porque todo, incluido el laberinto de cristal, es opaco.

El Pais/ 4-3-05