dissabte, de juliol 26, 2003

Dissabte, 26 de juliol

Estiu

summertime/Hopper Vicente Verdú reflexiona sobre la vida comparant-la a un llarg estiu. Bé, va d'això i també de com treure el màxim profit dels petits instants sense pensar en l'abans i el després. Aquest article és la seva manera de dir-nos com se sent després de la mort de la seva parella.


Verano

La vida es, en el mejor de los casos, como un mes de verano. Tan corta como unas vacaciones, pero, en apariencia, interminable como la falsa sensación que se recibe en sus comienzos.

Cuando, en una sociedad religiosa, la existencia conllevaba una dimensión trascendente, los años de vida se engastaban en la duración eterna y, significativamente, constituían un pasillo obligado para ingresar en el más allá. Ahora, sin embargo, sin significado trascendente, el único sentido de vivir es la inmanencia. Lo inminente es lo eminente. Y nuestro afán, siendo cabales, debía depositarse a la fuerza en cada pequeño instante sin necesidad de evocar el siguiente o el anterior. Es decir, sin inquietud por crear un proceso y, en consecuencia, un vano camino hacia la cima ideal. Fijarse en cada momento como un absoluto no es profesar vitalismo alguno ni se trata de asumir una posición activa, sino tan sólo de defenderse. O de cumplir, en fin, con el simulacro de que vivir vale la pena; la pena de vivir.

Ciertamente, la experiencia de la vida resulta a veces tan venial y desprendida de consciencia como un mes de vacaciones: vivida haciendo planes de excursiones mientras se pierde de vista, de sabor y de tacto, lo único verdadero: el instante de vivir y de morir, en un instante.

Como consecuencia de esa negligencia, el tiempo se cuela entre las manos sin densidad, de manera que al presentarse la muerte no le podemos oponer nada. La muerte nos desprecia tanto más cuanto más la ignoramos y nos aparta así fácilmente para abrirse camino como un autómata. Ser muy humano es, por el contrario, investirse de la mayor mortalidad. Saberse tan fatal, vulnerable y perecedero como digno del mayor cuidado. Incluso de esta manera los días del verano transcurren imprevisiblemente veloces. Tan apresurados, que ese intervalo dorado de la vacación se desvanece entre un innumerable catálogo de décadas y eras. Indiferente a nuestra atención, ajeno a nuestro entrañamiento, cerrado a los deseos del corazón. El tiempo gigante impera sobre las biografías y, al cabo, el mundo sin destino se revela como una bruñida esfera que al seguir girando perfecciona su olvido y su abstracción.

(El Pais, 26-7-03)


divendres, de juliol 11, 2003

Divendres, 11 de juliol

 Aquests dies, arrel de la mort de les simeses iranianes, a molts ens ha passat pel cap com es pot viure tota una vida compartint part del cos amb una altra persona, no saber ben bé on comences tu i acaba l'altre. Bé, elles eren les úniques que ho sabien prou bé i per això van decidir separar-se. Juan José Millàs parla d'això en el seu article El velo


Las siamesas fallecidas usaban un velo para las dos cabezas. En un mundo de oraciones gramaticales simples, Ladan y Laleh eran una oración gramatical compuesta. Ni se entendían ni las entendíamos, aunque las leíamos mecánicamente, como los niños el catón, cada vez que aparecían en la tele. Aunque no las comprendiéramos, nos fascinaba el sonido de sus vocales, el sabor de sus consonantes. Nos sorprendía el hecho de que la oración terminase de un modo idéntico al que comenzaba. En cierto modo, eran como un juego de palabras del que ellas mismas estaban hartas. Sólo podían verse la una a la otra a través de un espejo, como esas frases escritas al revés donde aparece la solución al crucigrama. Llevaban 29 años intentando descifrarse por los cauces normales hasta que dijeron hasta aquí hemos llegado: vengan los cirujanos.

La cirugía siempre implica un fracaso. Cuando hay que abrir con un cuchillo, es porque no se ha encontrado la cerradura o porque no hemos dado con la combinación secreta. No sabemos cuál era la combinación secreta de esas dos chicas que siendo completamente diferentes eran completamente iguales. Si no sabemos qué queremos decir cada uno de nosotros, cuya simpleza salta a la vista, ¿cómo averiguar el sentido de esas dos mujeres que cada vez que salían por la tele nos ponían contra las cuerdas del significado? Para evitar las grandes preguntas, nos interrogábamos acerca de las cuestiones de orden práctico: cómo comerán, cómo montarán en bicicleta, cómo se vestirán, cómo se peinarán, cómo resolverán sus asuntos íntimos sabiendo que las ideas de la una pasaban tan cerca del perímetro por el que circulaban las ideas de la otra.

Total, que fueron a los médicos y les pidieron que les desataran el nudo del velo común. Querían tener un velo cada una, una cabeza cada una, un peinado cada una, una profesión cada una, unos horarios cada una: una existencia distinta, en fin, cada una de las dos. Cualquiera de nosotros habría hecho lo mismo, aunque las probabilidades fueran tan escasas. Cumplieron el sueño de ser dos al precio de no ser ninguna. No quisiera estar en la piel de quienes tengan que decidir si enterrarlas juntas o separadas. ¿Qué habrían preferido ellas?

El Pais 11-7-03

dimarts, de juliol 08, 2003

Toni Sala publica una autobiografía literaria de 'Copito de Nieve'

'Goril.la blanc' repasa en primera persona la aventura del primate

JACINTO ANTÓN - Barcelona


Jordi Sabater Pi, el hombre que lo adquirió en Guinea y que lo considera animal más bien de poco seso, se sorprenderá ante el retrato de Copito de Nieve que traza el escritor Toni Sala en Goril.la blanc (Edicions 62), las supuestas memorias del cautivo primate. Sala, que sigue de manera pormenorizada la peripecia vital de Copito, presenta a un gorila filósofo que reflexiona como un Segismundo hirsuto y albino. El libro, que llega hasta la actualidad, con lo que Copito puede referirse a la polémica desatada por el futuro de sus propios restos (taxidermia o cremación), arranca con el lejano día de la captura del gorila blanco, entonces una cría. Sala describe -siempre desde el punto de vista del animal- la selva y la existencia prístina de los gorilas y el horror de la trágica jornada que acaba con el protagonista preso y la familia abatida a tiros y machetazos para convertirse en pitanza de los hombres. Los encuentros con una niña fang albina y con Sabater Pi en Ikunde son el preludio de una larga relación con los humanos que incluye a Porcioles, Dalí, Pasqual Maragall, Italo Calvino o Joan de Sagarra, por el que el Copito del libro siente especial atracción.

La vida en el zoo ocupa, como puede suponerse, la mayor parte del libro, y desde su celda -con alguna escapadita- Copito va pasando revista a los acontecimientos de la época, a veces en un tono irónico no exento de amargura, lo que es lógico si a uno le aplican la electroeyaculación. También explica sus vicisitudes familiares y va acumulando mientras envejece una costra de resignación y una clarividencia existencial dignas de Diógenes.

"Me interesa más la literatura que la historia, y así ha salido el libro", explica Sala. "Era un encargo e inicialmente se planteaba como un repaso a la trayectoria de Copito. De hecho el trabajo de documentación ha sido exhaustivo y hasta he viajado a Guinea. Pero mi terreno es la literatura y por eso le he dado esta forma de memorias; no he pretendido otra cosa que hacer literatura, lo que no es óbice para que todo lo que se explica sea verdad, excepto por el detalle de que los gorilas no hablan". Ha salido un Copito muy pensador digno del Informe para una Academia. "Bueno, desde luego ha tenido tiempo para pensar. No creo que los gorilas sean muy diferentes de los seres humanos y si pudiera hablar seguramente expresaría sus sensaciones de privación de libertad, de soledad y de añoranza de manera muy parecida a nosotros".

(EL PAIS | Cataluña - 20-06-2003 - 00:00)